“(…) podríamos afirmar que la escucha es un arte de lo oscuro y que el ambiente sonoro,
más que un objeto de estudio, es un medio de percibir el mundo pudiendo reflejar la
construcción de una sociedad.”*
Por: Los colectivo radiales La Vox Populi de la gran metropoli y NoísRadio.
Todos escuchamos diferente. Existen una serie de elementos contextuales, culturales, sociales, históricos, físicos y geográficos que nos van determinando a lo largo de nuestra vida una actitud frente al sonido. Entonces es inevitable que privilegiemos la escucha de unos sonidos frente a otros, que algunas texturas nos parezcan ruidosas, que el canto de un pájaro nos recuerde a alguien y el chillido de la puerta nos produzca hambre. ¿A qué debemos las selecciones que hace nuestro oído? ¿Qué experiencias están detrás de las ideas que nos suscitan los sonidos? ¿De qué manera se genera sentido a partir de lo sonoro?
“Sonidos a la calle” como denominamos las diferentes sesiones a modo de laboratorio con los chicos y chicas de Jóvenes en Paz, apostó por realizar diferentes sesiones colaborativas en las que las reflexiones y conceptos sobre el sonido -como objeto y sujeto-, el oído y la escucha serían las guías para el desarrollo de los ejercicios con los participantes, así es como ellos y ellas se sumergieron en una indagación por sus maneras de entender el mundo a través de lo sonoro. En los primeros momentos de reconocimiento del arte los participantes estaban invitados a recordar que el mundo está lleno de sonidos, que cada uno de nosotros somos sonidos y que juntos componemos la banda sonora del mundo.
La invitación de Sonidos a la calle era a ver el mundo a través de los oídos. El sonido llega a lugares que la vista no puede, tal como decía el profesor Murray Shaffer. A través de ejercicios de limpiezas de oidos y escucha atent, se reconocieron diferentes sentimientos ligados a sus memorias sonoras, el paisaje sonoro de sus contexto inmediatos, de su ciudad y del lugar en el que desarrollamos las sesiones.
Los jóvenes en paz, entonces, a partir de la pieza sonora “Nunca vi un sonido” de NoísRadio y de la conferencia, de mismo nombre, de Murray Shaffer; construyeron imágenes como una forma de revertir la manera convencional de ver, entender y crear el mundo primero por lo que se ve y luego por lo que se escucha.
El paisaje sonoro de una ciudad capital, definitivamente urbano y sobreexpuesto, se presenta como un entorno rico en información y a la vez como un espacio para que comuniquemos con sonidos. En ese sentido podemos imaginar la ciudad como un gran amplificador/reproductor de sonidos libres, que interpretamos y producimos según la disposición del tiempo, del cuerpo y el contexto. Los participantes se dieron a la tarea de convertirse en productores y amplificadores de sus propias herramientas al realizar un taller de micrófonos binaurales de bajo costo que finalizaba con la realización de un relato sonoro de dos lugares emblemáticos de la ciudad con referencias sonoras producidas por el juego con sus voces, foleys creados por ellos mismos (registrados con los micrófonos construidos por estos), y audios pregrabados.
A través del recorrido por estos juegos y relatos sonoros los Jóvenes en paz que participaron de Sonidos a la calle se convirtieron en radioescuchas activos y productores de medios alternativos, pues al finalizar se enfrentaron a una mesa de radio en vivo pensada para intervenir el espacio público, como un lugar en el que ellos y ellas entienden la radio como una plataforma para la escucha y el habla a través de la exploración y sintonización de su entorno sonoro y las diferentes posibilidades de transmisión, dialogo, producción y relacionamiento con el territorio reconociendo sus conflictos como habitantes de un barrio, una ciudad y además como integrantes y representantes de “Jóvenes en Paz” en la ciudad.
*Paisajes sonoros de Brasil: experiencias interdisciplinares”. Janete El Haouli . (pág.2)
Ejercicios Radiofónicos
Impresiones de la pieza sonora “Nunca Vi un Sonido”
Mesas de Radio en vivo, con los participantes.